Cada vez más, me encuentro con
clientes que tienen que destinar una parte de su presupuesto de marketing, a
social media. A continuación, lo que me sueltan es: ¿esto del social media es
lo del Facebook, no? y me expresan sus serias dudas de que eso sirva realmente
para “algo”. Entiendo como “algo” a si les ayuda a vender sus productos o
servicios.
La verdad es que visto fríamente,
tienen su parte de razón. Cuesta ver que ese esfuerzo económico y el tiempo de
dedicación vayan a producir inmediatamente resultados. Pero todos tenemos que
ser ya conscientes de que las reglas del juego han cambiado. ¿De verdad aún nos
creemos que estamos en crisis o en realidad es que estamos viviendo un nuevo
paradigma? La forma de trabajar, consumir y comunicar ha cambiado por completo.
Por primera vez las empresas no
controlan el mensaje de sus consumidores. Son las personas las que libremente
opinan sobre las empresas y para eso utilizan las redes sociales. Hoy cenar en
un restaurante se traduce en un check-in en Foursquare. Una frase ingeniosa de
una novela, será un Tweet, y una foto inolvidable, un estado de Facebook.
A la hora de conocer la realidad de
una marca hay que distinguir entre tres estados: lo que realmente es la marca,
lo que quiere llegar a ser y lo que la gente piensa que es. Debemos de ser
capaces de conocer el estado de su reputación online, entendiendo como tal, al
conjunto de opiniones vertidas en la red que puedan ser localizadas por los
usuarios sobre una determinada marca. Y tenemos que ser conscientes que de esta
es la realidad que más pesa sobre las marcas a día de hoy.
El gran reto para agencias como la
nuestra es llegar al punto de equilibrio entre la opinión interna de una
compañía sobre si misma y la percepción que se tiene sobre ella. Es un reto
interesante que mediante las acciones de social media debemos equilibrar.